Spasiva
El jefe del tipo había decidido que todos los viernes iban a salir a almorzar, junto con el personal que quisiera acompañarlo. La empresa pagaba. Luego de un par de intentos por los bodegones del barrio, recalaron en ese barcito, en una esquina a tres o cuatro cuadras del laburo. Entraron, se sentaron y cuando empezaban a comentar qué buena temperatura tenía el lugar (refrigerado pero sin exagerar), apareció una de las hermanas que atienden el lugar. Todos los ojos de los muchachos (había una sola chica en el grupo) convergieron en el mismo lugar: El escote de la rusita. Bonita, joven, con el rostro cortés pero adusto, ostentaba una remera con breteles de hilo cuyo escote dejaba ver generosamente la curva de sus pechos hasta el límite de la sorpresa. Y una alianza en su anular izquierdo. Pidieron de comer cada cual según su gusto. La otra hermana (camisita manga corta, pantalones de hilo) se ocupó de servir. Bajo la ropa holgada se notaba un buen cuerpo. En su cara bonita destacaban d...