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Mostrando las entradas de 2006

La espiral ascendente

Sábado. Nueve de la noche. El tipo mira para arriba y ve una hilera de palmeras agitadas por el viento que le recuerda la presentación de Miami Vice. Un cielo algo nuboso, con capas de nubes en distintas altitudes, unas casi quietas, otras volando a una velocidad que al tipo le parece enorme. El tipo está a cien metros del escenario, en esa loma natural que constituye la calle asfaltada. Adelante, unos diez metros hacia cada lado, sendas camionetas con parabólicas en el techo. En una de ellas, un chabón con una cámara y otro con una filmadora digital captan distintos momentos. Se prende la luz y aparece un locutor anunciando lo que viene. Dos minutos después entra ella. Arranca con La Cigarra. Al tipo se le humedecen los ojos mientras canta. Ve montones de manos yendo a los ojos cada tanto, así que se ve que no es el único. Muchos jóvenes cantando. Siguen casi dos horas de recital impecable. Entre la gente, una sucesión interminable de postales del tiempo que vivimos. Muchísima gente v

Bolitas

Para los que tienen miedo Vamo´, arriba, tengan fé Pa´ los que ya se la juegan No se olviden lo que fue Pa´ los que están enterrados Más allá del socavón Hay que darle coca al tío Y laburar con su perdón Potosí - La vela puerca “. . . A mi solo me mataréis, pero mañana volveré y seré millones” El 15 de Noviembre de 1781, un hombre lanzaba esta sentencia a los rostros de sus verdugos. El territorio de lo que hoy es Bolivia acababa de conocer una de las revoluciones indias más grandes de su historia, la ciudad de La Paz había sido cercada dos veces, un fuego de rebeldía invadía valles y altiplano. El movimiento de independencia de la América española se inició con el 'grito de chuquisaca ' el 25 de mayo de 1809. Se constituyó una junta formada por delegados de diversos territorios y presidida por el patriota boliviano Pedro Domingo Murillo. Vencidos los insurrectos por los españoles en la batalla de Chacaltaya en octubre de aquel mismo año, Murillo y otros patriotas fueron p

Vivir solo cuesta vida

El tipo había estado charlando con una amiga sobre actos, impulsos y consecuencias. "Me desconcertaste, la mayoría de los tipos no piensan así", había dicho ella. El tipo le había dicho que no hizo algo que realmente quería hacer porque pensó en las consecuencias a mediano plazo. Días después el tipo meditaba sobre si invitar o no a alguien a probar un vino que compró. O mejor dicho: sobre si darse por aludido por la frase de ella cuando el tipo le sugirió que se lo compre porque era muy rico -"primero tendría que probarlo", había dejado picando unos días antes con desparpajo la casi treintañera-. El tipo sabía de antemano que no iba a darse por aludido pero el solo poder considerar la posibilidad producía un efecto satisfactorio en su autoestima. En eso andaba el tipo cuando se encontró en un blog con el siguiente párrafo, obviamente referido a alguna gente mayor, escrito por alguien probablemente muy joven: Yo las comprendo porque se que voy a llegar ahí y voy a s