Entradas

Mostrando las entradas de 2004

Donde mueren las palabras...

Ayer a la noche, el tipo seguía desde la notebook, en su casa, las peripecias del empaquetado final de un producto probablemente llamado a hacer historia en la informática (uno siempre cree eso...). Quince minutos antes del desastre, alrededor de las 22:45, el tipo intercambió breves y eufóricos saludos con uno de sus cumpas que estaba en la oficina todavía, cuyo último comentario fue "...y nos vamos de vacaciones!!". "Seee", contestó el tipo. Uno tras otro, fue viendo de un modo casi ritual, los "xxx signed off" de cada uno de los que iban apagando sus máquinas para irse de vacaciones luego de dos años de trabajo consecutivo e ininterrumpido. Había sido un parto que duró mucho más tiempo que el debido, y muchísimo, muchísimo tiempo más que el deseado. Media hora después, su hijo menor apareció para darle la novedad "se incendió un boliche, por once". Al rato: "hay muertos". Se acabó la película que veían con el otro hijo en el comedor.

Deseos de fin de año

En este nuevo año... ...te deseo primero que ames, y que amando, también seas amado. Y que, de no ser así, seas breve en olvidar y que después de olvidar no guardes rencores. Deseo pues, que sea así, pero que si no es, sepas "ser" sin desesperar. Te deseo también que tengas amigos y que, incluso malos e inconstantes, sean valientes y fieles, y que por lo menos haya uno en quién puedas confiar sin dudar. Y porque la vida es así, te deseo también que tengas enemigos. Ni muchos ni pocos, en la medida exacta, para que, algunas veces, te cuestiones tus propias certezas. Y que en los momentos malos, cuando no quede más nada, esa utilidad sea suficiente para mantenerte en pie. Igualmente te deseo que seas tolerante; no con los que se equivocan poco, porque eso es fácil, sino con los que se equivocan mucho e irremediablemente, y que haciendo buen uso de esa tolerancia, sirvas de ejemplo a otros. Te deseo que siendo joven no madures demasiado de prisa, y que ya maduro, no insistas en

Espíritu festivo

Bueno, luego de tanta reflexión profunda, espíritu navideño, onda psi, devaneo literario, etc., no pude menos que compartir esto que me acaban de mandar . A partir de este momento, la emisora continúa con su programación habitual. De nada.

Postales

El tipo va caminando por la vereda. Avenida muy transitada, mucha gente de compras por las fiestas. Una mujer viene caminando con dos criaturas de entre 3 y 6 años. De pronto, el tipo no sabe muy bien por qué, porque venía en otra, la mujer zarandea de mal modo a una de ellas, mientras le grita con voz impaciente. Automáticamente, la docena de personas que circulan a su alrededor, incluyendo al tipo, se congelan en su sitio y la miran. La mujer, probablemente un tanto avergonzada de su propia explosión, se pone colorada, sigue hablándole en otro tono a la nena, con voz más bien confusa, y todos siguen su camino. Al otro día, el tipo sube al bondi que lo lleva del laburo de vuelta a su casa. Delante de él, dos mujeres con sendas niñas alrededor de los cuatro añitos están sacando sus respectivos boletos. Las dos nenas se acomodan en el segundo asiento doble, las dos mamás detrás. Quince minutos de comedida cháchara de las chiquitas, que vienen desmenuzando el mundo en sus comentarios.

Compartiendo...

El post de hoy de Reuben . En todo sentido: El contenido de su post, por lo que dice, por cómo lo dice. Al menos, a mí me encantó. Y con las almas que por aquí circulen, para que no se lo pierdan... Mirá vos. Segunda vez que esto es en primera persona, y ambas son para linkear a los visitantes a otro lado. :-) Ah. Y por algo que leí en uno de los comment a su post: no confundan arriba y abajo...

Piquete y cacerola

El tipo, como todos los días, sale del laburo a morfar afuera, porque sus cumpas mientras morfan hablan de laburo, y eso a él le revienta. Así que el tipo se va hasta el bodegón de la esquina, pide un bife y una ensalada con una sevenap. Mira distraídamente la calle (para ser más exactos, las personas que transitan por ella), mientras espera que le traigan el morfi. Rato después, cuando el tipo ya va por la mitad del almuerzo y se terminó de servir hasta el borde de la copa la seven que quedaba, aparece en la ventana del lugar una mujer. Pinta de andar por los cincuenta -aunque vaya el tipo a saber, por ahí es más joven y la vida la cagó a palos, por ahí tiene más, pero no se le nota-, musculosa y vaquero holgados, le ofrece una de esas tarjetitas de felicidades luminosas. El tipo niega y agradece. Entonces la mujer, disculpándose, le pide al tipo un trago de sevenap. El tipo le explica que sólo puede ofrecerle su copa, ya que no tiene otra, y ya se sirvió lo que quedaba. La mujer ace

Certificado

El tipo se despertó muy temprano. Antes, incluso, de que sonara el despertador de su celular. Remoloneó un rato en la cama, pero finalmente se levantó. El tipo se pegó una ducha, se hizo un café con leche, fue adelante a buscar el diario, pero no lo abrió. Después hizo su recorrido habitual por los links de su blog, a ver qué novedades había, aunque todo con cierto aire distraído. A eso de las 10 de la matina, el tipo se puso un jogging y una remera, y se fue hasta el banco a sacar guita y pagar una cuota. A la vuelta, entró en el local de fotografía y compró unos rollos. Once y media se disfrazó de persona civilizada y salió a tomar el bondi. Al rato de esperar, lo convencieron de recurrir a un taxi. La ceremonia fue bastante corta, sobre todo porque el tipo andaba dándole al obturador de la cámara a lo loco. Sobre el final, vinieron los consabidos "sí, acepto", y hubo lluvia de pétalos de rosa (almas caritativas deshojaron como 175 flores...!) Una hora después, unas 30 p

Bien mirado...

Es sabido que las estadísticas indican que la mayoría absoluta de los especímenes masculinos, interrogados sobre qué es lo primero que miran en una mujer, se divide entre sus turgencias anteriores superiores y sus turgencias posteriores inferiores (los pechos o la cola, bah...). Ante la misma pregunta, casi el mismo porcentaje de féminas que el total de especímenes masculinos abarcados por el párrafo anterior, dice que a los tipos les mira los ojos. Esto ha dado pábulo al surgimiento de multitud de interpretaciones acerca de la espiritualidad femenina, que -vea usté- busca el reflejo del alma en los ojos de los especímenes masculinos, mientras que estos, conducidos por la cabeza equivocada, no piensan más que en "eso"(?). Pues bien, el tipo descubrió que no es así. El tipo tiene la costumbre de hacer largas caminatas. Desde su casa hasta el centro o visceversa, de su casa hasta Flores (al laburo) o visceversa, desde su casa hasta el Puente Pueyrredón (a lo de su vieja) o visc

Justificando lo injustificable

Hasta octubre de este año, el tipo no tenía idea de que el mundo blog existiera. Por esa época, una amiga -bueh, alguien que el tipo sabía que nunca iba a ser otra cosa aunque alguno o ambos quisiera, pero que calificaba ampliamente para excelente amiga, aunque con el tiempo se reveló una habitante nativa de la burbuja de género del post de Let - le mandó por mail el cuentito del ascensor del blog de Dieguez (sorry, pero hace un par de días que el link no funca...). El tipo se cagó mucho de risa -porque usar el techo del ascensor para transportar cosas es algo que alguna vez ha hecho-, y en breve lapso se volvió adicto al asunto de los blogs. Rápidamente empezó a jugar con la idea de armar uno, pero... ¿to do what? Unos días después, le relató a su... ¿conocida, diremos? el encuentro con su compañera de laburo que figura en este blog. L., la que ¿sabe? de letras le hizo algún elogio a la "fuerza del relato" (?). A los pocos días, el tipo le envió a su conocida éste relato. E

Yo te banco...

Hoy el tipo tuvo que ir al banco a pagar una cuota. Hecho el pago, le tenían que devolver 36 mangos. El tipo le pide a la piba que los seis sean en monedas de uno. La piba las cuenta y se las da. Después, en lugar de 30 mangos -digamos, uno de 10 y uno de 20-, la piba le alcanza 60. El tipo se queda mirando el ticket y el vuelto, y le dice a la piba: "me estás regalando plata". La piba mira sin entender. "Yo chocho, pero vos vas a tener un mal cierre del día". La piba pide de vuelta el ticket y la plata, revisa, y bastante desconcertada, cambia los 50 por veinte y dice "si, los iba a tener que poner yo". "Ya lo sé", le dice el tipo con una sonrisa. "Hasta luego", agrega, dándose vuelta para irse, cuando oye que la piba le dice en tono cuasi solemne, "Muchas gracias por su honradez", erguida en una postura de escolar que recita en el acto del 9 de julio. Llegando a la parada del bondi, el tipo pensó: qué loco, no, que la piba

¿Qué vas a ser cuando seas grande, Má...?

El día que a la vieja le dio el "dolorcito entre el pecho y la espalda", después de esperar bastante más de veinte minutos que saliera de hacerse el electro, apareció una enfermera y le dijo al tipo: "la señora está bien, pero el clínico quiere que la vea el cardiólogo, así que va a tener que esperar. Puede pasar". El tipo pasó y la vió, acostada en la camilla de uno de los cubículos. Otro rato esperando y aparece el cardiólogo. Repite punto por punto el interrogatorio de la doctorcita de la prepaga, y le recomienda exactamente lo mismo: respeto a la dieta (en lo posible, que ese día directamente no coma nada) y en vista de lo acontecido, estricto reposo. "Hay dos alternativas:" -dice- "dejarla en observación, o dejarla ir, pero que haga lo que debe". Y se va. La vieja, que estaba empezando a considerar que la vio cerca, hizo un comentario... ¿distractivo?: "qué querrá decir reposo, para el doctor...?". Al tipo le quedaba poco aguante,

No hay que explicar el porqué, verdad...?

Haloscan commenting and trackback have been added to this blog. El tipo lo siente por peluca , autor del first comment ever. Peluca dixit: nada es casual, nada Y el tipo respondió: Ok. Peluca: Guau! First comment ever. Lastima que no se ve. Me llegó por mail. No creo que nada sea casual. Hay de todo, vio. ...pero no se veía nada. Y de pronto se veía todo. Encima, no se veía dónde agregar las url. Así que el tipo, de golpe entendió todo y fue a por haloscan. En este caso, como dice el citado ut-supra: "nada es casual, nada."

Casualidades

El paso del tipo por la Empresa estuvo signado –entre otras cosas más relevantes y perdurables- por varias casualidades: * El jefe del tipo se crió a la vuelta manzana de su casa. * Uno de sus compañeros hizo toda la secundaria con uno de sus mejores amigos. * Otro estudió en el mismo industrial al que el tipo concurrió de noche. * Una compañera se lo encontró en colectivo y horario completamente inusuales para ambos, máxime considerando que ella estaba fuera de su rumbo cotidiano y el tipo se fue a tomar un bondi que se le piantó y se conformó con ese. Bueno. Un día, cuando ya no laburaba en la Empresa, el tipo –hijo atento y cariñoso- se fue con su vieja a Rodó, en San Juan y Boedo, para elegir una nueva heladera para ella. Aclaremos que, en realidad, la cita original era para dos días antes, pero el encuentro fue postergado en el último minuto. Luego de los usuales trajines y una vez resuelta la selección y compra, el tipo, que ya pensaba rajar para el laburo, escucha a su madre qu

¿Los últimos serán? ¿Los primeros? (*)

El tipo había ido a lo del mayorista a buscar un pedido para su boliche. El mayorista había sido proveedor de su padre y de su abuelo, así que el tipo gozaba de prestigio y crédito. El capo de ventas del mayorista era uno de esos chabones siempre de buena onda, que conocía el valor de un buen servicio a sus clientes. Siempre atento, siempre listo para la gauchada extra. Siempre tiempo para "tomate un cafecito". Un grande. El tipo -joven, inexperto- no tuvo mejor idea ese día que preguntarle "D., ¿en qué rango estoy como cliente, de uno a diez?" D., que andaría entonces por los cuarenta y pico, sonrió con su espectacular y cálida sonrisa de tipazo y contestó: "Mirá, nunca te preocupes por ser el primero, o el mejor. Vos dedicate a hacer lo tuyo, del mejor modo que seas capaz y te salga. Cuando llegues a ser el mejor, o el primero, o estés cerca, los demás se van a encargar de hacértelo saber". No sólo es una de esas lecciones que el tipo atesoró toda la vid

Se quiere mucho, poquito, nada...

El día que el tipo recibio el llamado de la madre porque "tenía un dolor en el pecho y la espalda", largó lo que estaba haciendo, en la calle cazó el primer taxi y a los quince minutos entraba al depto de ella. La vieja estaba en la cama. Cuando lo vio entrar como una tromba, lo miró con cara de "no era para tanto, pero ya que estás acá..." - un idishe mame genuino, bah- y le dijo: "ya llamé a la prepaga. Hacéme el favor, andá a la cocina y guardá en la heladera las cosas, que cuando me agarró me estaba preparando una ensaladita". El tipo, obediente como buen hijo, allá fue. Agarró todo lo que estaba en la mesada, abrió la heladera para guardar las verduritas, vio lo que vio, regresó a la habitación y con la voz más neutra que encontró, preguntó: "¿Y ese mantecol en la heladera...?" La vieja -que toma dos pastillas para la diabetes por día y durante los últimos veinte años ha portado un nivel de azúcar en sangre promedio que es el doble del norma

..y llena de orgullo y bizarria, a San Lorenzo se dirigió inmortal.

El tipo no tenía por objetivo meterse con la lengua, más allá de usarla como le salga para llenar espacios aquí. Pero hoy le tocaron un punto con el que se mete cada vez que puede. Vale, por lo tanto, el link a este artículo . Yo adhiero.

Te quiero mucho, poquito, nada

El tipo había acompañado a su vieja a hacerse un estudio medio de urgencia. Electro(cardiograma) ordenado por la doctorcita de emergencias que tuvieron que llamar porque a la vieja -que vive sola- le agarró un "dolor en el pecho y en la espalda". Cuestión que cuando llegan al lugar, la vieja finalmente pasa a que le hagan el estudio y el tipo se va al locutorio de enfrente, a avisar a su amigo del predicamento en que se encuentra. El amigo le dice "no problem, de todas formas, un electro son quince minutos, en todo caso vení después". El tipo cruza de vuelta, espera de pie unos diez minutos y como la vieja no reaparece, finalmente se resigna a sentarse y esperar bastantes minutos más. A su izquierda, en ángulo de noventa grados hacia atrás, una pareja mayorcita (esas edades indefinidas, entre los 60 y los 70, digamos...). Sale una doctora, llama, ellos se levantan y pasan. Al rato, salen ambos, ella con una carpetita con estudios en la mano. Ella (aire entre incrédu

No, ni tampoco

"No sabía que te referías a vos en tercera persona", le dijo al tipo L por el MSN. El tipo le explicó que lo hacía desde que era chiquito. Y le dio un ejemplo: cuando estaba en la compu tratando de hacerla hacer algo útil y le erraba (habrán notado que las compus se empecinan en hacer lo que uno les dice, y no lo que uno quiere que hagan...), entonces decía "Es un boludo, el tipo!". "Te puedo hacer una lectura", le contestó ella. Ante el desconcierto del tipo, le dijo que podía tratarse de una forma de evitar la herida a su narcisismo. El tipo le dijo que él se consideraba a sí mismo bastante nabo. Y que, más en general, todos somos más o menos boludos, lo que algunos tardan es en darse cuenta. "No es la imagen de vos mismo que solés mostrar", recibió por respuesta, cada vez más desconcertado. "A vos no te cuesta hablar de vos mismo", le dijo L . Y aclaró, para mayor abundamiento: "Desde una posición de autosuficiencia y satisfacci

Hallazgo

El tipo venía caminando hacia el laburo en modo “reflexión”, totalmente ajeno al mundo a su alrededor. Paso de marcha, polar cerrado hasta arriba, mochila a la espalda y, probablemente, puños cerrados, que es lo que hace cuando hay viento fresco. De pronto, ocho o diez metros adelante, un gurrumín de no más de tres años, quizá cuatro. El tipito viene caminando con una mujer, camperita con cuello cerrada hasta arriba; se desvía levemente un metro a su izquierda, encaja los hombros, saca el labio inferior y frunce el ceño poniendo cara de serio, aprieta los puños y se lanza a paso de marcha en dirección al tipo, por la misma hilera de baldosas. Para cuando el tipo se aviva, el soldadito prácticamente se lo lleva puesto. El tipo lo esquiva a gatas –por de pronto, tiene que frenar en seco- y se da vuelta sonriendo para verlo. ¡Matías! Pega el grito la mujer cuando –tarde, tardísimo- se da cuenta que el enano se entreveró entre las gambas del tipo, ya casi diez metros detrás de ella. El tip

Hello world...!

A ver qué se ve...