Divaguemos

El tipo está bajo la ducha.
Piensa en un post que leyó anoche en un blog que describía cierta situación que le consume más energías que las recomendables mejor de lo que el tipo hubiera podido describirla.
Imagina el parlamento para una conversación telefónica que amenazó con sostener.
Imagina una serie de posts imitando estilos ajenos.
Le viene a la memoria que tiene que buscar el librito aquel donde está la foto para el post sobre Yugoslavia que dijo en un comentario que iba a escribir.
Imagina un comentario socarrón en lo de la Señorita M., diciendo algo así como que podría mandarle una foto para tentarla y rescatarla de su situación estrambótica, con lo que la ayudaría a empeorarla.
De pronto cae en la cuenta de que precisamente las últimas generaciones, que hacen un culto de la ingesta de colesterol frito en hidrocarburos, han reemplazado las metáforas alusivas más acordes a esa dieta ("estar frito", "saltar de la sartén al fuego") por otra mucho más "light": "estar en el horno".
Qué sería de la creatividad literaria de los que no reciben emolumento por ejercerla, si no fuera por la ducha y el colectivo.

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