Angustia

Él decidió un día, al cabo de cuarenta años, que ya era suficiente. El tipo fue el encargado, ese día, de buscar las cosas de él. Y fue, poco tiempo después, el amigable componedor entre las partes para que la sangre no llegara al río y diferencias y posesiones se distribuyeran equitativamente.Aunque, justo es decirlo, no fue equitativo el reparto, y él, voluntariamente, llevó las de perder. Y se fue con ella.
La única vez que hablaron directamente del tema, él le contó al tipo que algunos pensaban que ella lo estaba cagando. Y que no le parecía que fuera así. Que él nunca había sentido lo que sentía ahora, dijo. Y afirmó: "Y si esto es cagarme, que me caguen, nomás".
El tipo comprendió que la cosa iba en serio cuando, a pesar de la ola de rumores familiares, a pesar de las disimilitudes, a pesar de los cuatro hijos de ella, a pesar de los treinta y dos años de diferencia, decidieron casarse.
El tipo pensó -se convenció- que estaban locos cuando decidieron ser padres nuevamente.
Pero la vida, otra vez, probó la viabilidad de lo imposible. Esa hija increíble, por lo linda y por lo inteligente y por todo.
Después la cosa se complicó. Primero fue la diabetes. Odiosa enferemedad que pone a prueba la voluntad de quien la padece y de los que lo quieren. Después, el quiste inoperable en el coco, del que zafó con una intervención no ortodoxa, nombre elegante para "manotón de ahogado". Que, increíblemente, salió bien de nuevo.
Y hace muy poquito, la noticia de la falla cardíaca que produce arritmias y taquicardias que terminó en internación en terapia intermedia.
Y ahí están. Cruzando los dedos para que no sea nada, para que todo se encarrile, para que todo vuelva a su cauce previsto.Confrontados de pronto con la inadmisibilidad del posible desenlace. Asomados, de pronto, al abismo insondable de lo inimaginable.
Obligados, de pronto, a pensar como factible que un hombre a cuatro meses de convertirse en octogenario deba hacerse cargo de una criatura de diez, sabiendo que no está capacitado bajo ningún punto de vista, pero que no tendrá demasiadas alternativas si ella, esta vez, no zafa como las anteriores.

Comentarios

Entradas más populares de este blog

Acerca del Vivir

La espiral ascendente

Chapas voladas