Nec plus ultra

No se si escuchas
O quizas ya no sirve de nada
Solo murmuras
Solo me das vuelta la cara
Ayer nomás
Tu sol me entusiasmaba
No llorabas por mi
No llorabas por nada
Dejaste que el dolor te curtiera la piel
Ojalá no sea tarde
Para volver a nacer
para poder levantarte
Me encantaria que estuvieras dormida
Me encantaria volver a verte reir
Como me gusta verte reir

Hacía un par de días que esa cancioncita de NTVG se le había pegado. Le volvía a la cabeza una y otra vez.
Esa mañana se fue a tomar el bondi cantándola por lo bajo.
Subió al bondi, se sentó en un asiento de uno y siguió cantando.
De pronto y sin que nada hiciera preverlo, cuando llegó a la estrofa que dice "Me encantaría volver a verte reír", sintió un nudo en la garganta.
Cuando cantó "cómo me gusta verte reir", se le llenaron los ojos de lágrimas.
Lloró en silencio, mirando empecinadamente hacia afuera para ocultarse del resto del pasaje.
¿Cuánto hacía que no reían juntos de algo...?
Esa pregunta se sumó a la lista de otros tantos ¿Cuánto hace que no...?
Lo que los unió alguna vez fue, justamente, que podían ser tan ellos mismos con el otro como con nadie más.
Lo que hoy los separaba era la sensación de que con nadie podían ser menos ellos mismos que con el otro.
Que con nada exasperaban más al otro que siendo ellos mismos. No había agachadas, o malas intenciones, o dobles discursos. ¿Cómo se remonta eso?
Llegó al laburo con la angustia a flor de piel.
Por suerte todavía no había llegado nadie. Subió los dos pisos hasta su escritorio y ahí, en la semipenumbra de la mañana encapotada, se sentó en su escritorio y con el rostro entre las manos, rompió en sollozos.

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