Nunca más
Tres poemas. Eso, nomás.
Por qué cantamos M. Benedetti y A. Favero Si cada hora vino con su muerte, si el tiempo era una cueva de ladrones, los aires ya no son tan buenos aires, la vida nada más que un blanco móvil y usted preguntará por qué cantamos... Si los nuestros quedaron sin abrazo, la patria casi muerta de tristeza, y el corazón del hombre se hizo añicos antes de que estallara la vergüenza Usted preguntará por qué cantamos... Cantamos porque el río está sonando, y cuando el río suena suena el río. Cantamos porque el cruel no tiene nombre y en cambio tiene nombre su destino. Cantamos porque el niño y porque todo y porque algún futuro y porque el pueblo. Cantamos porque los sobrevivientes y nuestros muertos quieren que cantemos. Si fuimos lejos como un horizonte, si aquí quedaron árboles y cielo, si cada noche siempre era una ausencia y cada despertar un desencuentro Usted preguntará por qué cantamos... Cantamos porque llueve sobre el surco y somos militantes de la Vida y porque no podemos, ni queremos dejar que la canción se haga cenizas. Cantamos porque el grito no es bastante y no es bastante el llanto, ni la bronca. Cantamos porque creemos en la gente y porque venceremos la derrota. Cantamos porque el Sol nos reconoce y porque el campo huele a primavera y porque en este tallo, en aquel fruto cada pregunta tiene su respuesta... | Como la cigarra María Elena Walsh Tantas veces me mataron, tantas veces me morí, sin embargo estoy aqui resucitando. Gracias doy a la desgracia y a la mano con puñal porque me mató tan mal, y seguí cantando. Cantando al sol como la cigarra después de un año bajo la tierra, igual que sobreviviente que vuelve de la guerra. Tantas veces me borraron, tantas desaparecí, a mi propio entierro fui sola y llorando. Hice un nudo en el pañuelo pero me olvidé después que no era la única vez, y volví cantando. Tantas veces te mataron, tantas resucitarás, tantas noches pasarás desesperando. A la hora del naufragio y la de la oscuridad alguien te rescatará para ir cantando. |
Informe de situación Víctor Heredia Paso a detallar a continuación el suscinto informe que usted demandó; duele a mi persona tener que expresar que aquí no ha quedado casi nada en pie. Mas no desespere, le quiero aclarar que –aunque el daño es grave - bien pudiera ser que podamos salvar todo el trigo joven, si actuamos con fe y celeridad. Parece ser que el temporal trajo también la calamidad de cierto tipo de langosta, que come en grande y a nuestra costa y de punta a punta del país se han deglutido todo el maíz. A los manzanos se los ve cayendo antes de florecer, se agusanaron los tomates, y a las verduras, por más que trate, ya no hay manera de hacerles bien... Ya no sé qué hacer ni tengo con quién. La gente duda en empezar la tarea dura de cosechar, lo poco que queda se va a perder si, como le dije, no ponemos fe y celeridad. Y entre los males y los desmanes hay cierta gente que – ya se sabe -, saca provecho de la ocasión; comprando a uno lo que vale dos y, haciendo abuso de autoridad, se llevan hasta la integridad. Suscribo nombre y apellido y ruego a usted tome partido para intentar una solución, que bien podría ser la unión de los que aún estamos vivos para torcer nuestro destino... Saluda a Ud. un servidor. |
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